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El KH-7 BM Granollers celebrando la victoria

Míriam Moreno, jugadora del KH-7 BM Granollers, nos transmite las emociones que vivió durante el partido épico e histórico del KH-7 BM Granollers en los octavos de final de la Copa de la Reina

Es tan difícil describir con palabras las sensaciones, los momentos, la alegría, la tensión, los nervios de un partido... que llevo dos horas delante del ordenador sin saber por dónde empezar, pero voy a intentarlo: mi sensación es la misma que la de todo mi equipo.

Llevábamos un mes sin competir, con una sensación rara en el cuerpo durante todas las navidades, con ganas de volver a la competición y demostrar que la primera parte de nuestra temporada no había sido la mejor y menos después de la gran temporada que hicimos el año pasado. Para muchos, el partido del sábado era un partido más; para nosotras, no sólo era el partido de octavos de final de la Copa de la Reina. Era mucho más: eran las ganas de demostrar lo mucho que estamos trabajando para seguir en la categoría que nos merecemos, para demostrarles a aquellos que siguen confiando y a los que han dejado de hacerlo que aún nos queda mucho balonmano que demostrar, que nosotras no nos rendimos ni cuando todo está todo perdido, que queremos hacer disfrutar a la gente con nuestro deporte... No necesitamos ganar la liga ni ganar una Copa de la Reina para ser las mejores: yo ya considero que mi equipo es el mejor. Todas y cada una de las integrantes del grupo aporta su granito de arena para hacer vibrar a la gente, para que día a día nuestro equipo sea el mejor, que si una cae, entre todas la levantamos, que cuando en las redes sociales escribimos la palabras juntas, es porque lo estamos, porque somos un equipo y porque pase lo que pase estamos JUNTAS en esto.

Míriam Moreno luchando un balón durante el partidoNuestro rival, como todos los de la liga, era muy fuerte. Sabíamos que vendría con muchas ganas, ya que a nadie le gusta perder un partido. Pero tengo que decir a nuestro favor que creo que pocos equipos nos superan en ganas y ambición de demostrar lo que somos. Durante todo el partido la igualdad de los dos equipos fue clara, durante la mitad del primero tiempo y al final del encuentro nos pusimos por encima en el marcador, pero al final del segundo tiempo, por algún que otro error en nuestros lanzamientos, el equipo rival nos empató. Evidentemente, los nervios que teníamos estaban a flor de piel: los primeros octavos de final de una Copa de la Reina que todas las del equipo jugábamos por primera vez y llegar a una prórroga no es lo que todo el mundo se imagina en un partido así. Creo que más de una de las personas que estábamos en el Palau queríamos pedir al conserje que activará el desfibrilador por si a alguien se le paraba el corazón durante los penaltis... Más emoción ya no le podíamos poner al partido... La tensión que teníamos era máxima: creo que nada más entrar en el Palau se escuchaba el bombeo del corazón de todas las jugadoras. Pero vivir ese momento de nervios, de tensión, de alegría durante unos penaltis en un partido así de importante no todo el mundo puede decir que lo ha vivido, así que pese a los nervios, no cambiaría cómo surgió nuestro partido por ningún otro.

La segunda parada de Adri fue clave para llevarnos el partido al bolsillo: sin duda una de las aportaciones más importantes del encuentro, pero como bien ella dijo en una entrevista, todas y cada una de las acciones que hicieron sumar un gol a nuestro favor han sido la clave para ganar el partido. Como ya he dicho antes, nuestro equipo no se define por dos o tres jugadoras, sino que cada una del equipo forma parte de todas las victorias y de la gran historia que estamos haciendo en este club.

Nosotras no queremos que nos recuerden por ser el equipo que llegó a unos penaltis en unos octavos de final de la Copa de la Reina: queremos ser recordadas por todo lo que estamos luchando por ganar cada partido, que cuando las cosas están mal nosotras queremos darle la vuelta, que luchamos por conseguir uno de nuestros sueños, que los equipos que nos ganen lo hagan porque son mejores que nosotras y no porque no hayamos luchado hasta el final. Queremos que la gente nos recuerde por hacerles disfrutar en cada uno de nuestros partidos, que la gente que ha dejado de confiar en nosotras recuerde que vamos a hacer que vuelvan a hacerlo. Porque somos un gran equipo y JUNTAS vamos a conseguir lo que sea. Me siento la persona más afortunada de este mundo y doy las gracias a cada una de las jugadoras de mi equipo por dejarme seguir soñando día sí y día también. Cómo siempre os digo: lucho por y para mi equipo. ¡Seguimos soñando despiertas, hermanas!

 

Míriam Moreno

Jugadora del KH-7 BM Granollers

 

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